La ciudad de Hamburgo es la segunda más grande de Alemania y el principal puerto del país. Entre los s. XII y XVII perteneció a la Liga Hanseática (de la que ya os hablamos en el artículo de Bremen), se trataba de una alianza libre de ciudades mercantiles colindantes con el Mar del Norte y el mar Báltico.
En 1842, un incendio arrasó la ciudad y por segunda vez, la Segunda Guerra Mundia, entre los años 1943 y 1945.
Uno de los lugares más característicos de Hamburgo es la plaza del ayuntamiento, la Rathausmarkt.
Muy cerca de allí se encuentran las Arcadas del Alster (Alsterarkaden) en el lago interior formado por el río Alster. Y es que en Hamburgo hay dos lagos, el Aussenalster (con diversas actividades acuáticas) y el Binnenalster con una fuente en el medio del lago.
Callejeamos un poco por el centro, con todos sus elegantes edificios y cogemos el metro hacia una zona declarada Patrimonio de la Humanidad, la Ciudad de los almacenes, Speicherstadt. Son varios edificios de ladrillo rojo construidos a finales del s. XIX-principios del s.XX que servían como depósito de mercancías para los barcos que atracaban en su enorme puerto.
En esta zona podéis disfrutar de varios museos sobre las aduanas, la historia de estos curiosos almacenes…Nosotros nos quedamos con ganas de ver el de las miniaturas que, entre otras, incluye la maqueta de un aeropuerto en donde se puede ver todo en funcionamiento: despegue y aterrizaje de aviones…
Después de recorrer la ciudad de los almacenes de un lado a otro, continuamos por la ribera del río hasta llegar al famoso Landungsbrücken, pero antes nos encontramos con esta «tasquinha» llamada Galego, que hizo que sintiésemos un poco de morriña y es que como dice la famosa canción hay gallegos hasta en la luna.
Ya de vuelta al centro, decidimos subir a la torre de la iglesia St. Michaelis, construida entre 1907 y 1912 y cuya altura es de 132 m. Familiarmente, a la torre se la conoce como Michel. Suerte que hay un magnífico ascensor que te sube en nada (5,00 €)
Deambulamos un poquito más por el centro hasta llegar a nuestro coche, aparcado durante todo el día a menos de 5 minutos del Rathaus (en el puente Tröstbrucke) y sin pagar. Los domingos tienen estas cosas. Y allí mismo, nos encontramos con la iglesia de St. Nicolás, bombardeada durante la II Guerra Mundial y que cuenta con un memorial que a esas horas ya estaba cerrado.
No había visto nada de Hamburgo hasta ahora, pero me ha parecido que es una ciudad bastante mona. Creía que era solo una ciudad portuaria sin mayor interés, pero veo que no.
Mari Carmen, es mona, sí 🙂
Tiene un casco histórico pequeñito pero muy agradable para pasear y la Ciudad de los Almacenes y el puerto son bastante interesantes.
Bueno pues este año mos tocará conocer Hamburgo, Bremen, Lubeck… en navidad. Ya tenemos muchas ganas de visitar sus mercadillos y ver las ciudades con otro punto de vista (seguro que el de la lluvia, jeje).
Besos
Me ha gustado lo de la tasca "galego" y el comentario de que siempre hay un gallego en la luna… Jeje!
Me ha gustado lo de la tasca "galego" y el comentario de que siempre hay un gallego en la luna… Jeje!