Un día en Machu Picchu

Acabamos con los artículos de nuestro Perú en 15 días hablándoos de nuestra visita a Machu Picchu, la razón de este viaje. Mi sueño viajero desde que tenía 5-6 años.
Seguramente ya habréis leído un montón de formas de llegar a Machu Picchu: en tren desde Cusco, haciendo el Camino Inca, caminando por las vías del tren…Nosotros optamos por la comodidad y, aunque un tanto caro, es un precio que pagas de buena gana, porque ir a Perú y no visitar Machu Picchu sería poco menos que una hecatombe 😛

Si queréis saber cuánto nos costó a nosotros, hace algunos meses escribimos sobre ello en un artículo titulado Cómo visitar y cuánto cuesta llegar a Machu Picchu.

Nosotros queríamos visitar también el Valle Sagrado, la zona comprendida entre Cusco y Machu Picchu, por lo que en vez de ir directos desde Cuzco, hicimos noche en Ollantaytambo para ver las ruinas de su fortaleza inca.
 Ollantaytambo es el último pueblo antes de Aguas Calientes, también llamado Machu Picchu pueblo. Nosotros, tras pegarnos un buen madrugón cogimos el tren que salía de Ollanta a las 5 de la mañana. Nuestro hotel nos preparó una buena bolsa de desayuno y pudimos desayunar en el tren, aunque allí también te ofrecerán, de manera gratuita, algo de bollería y dos bebidas, una caliente y otra fría.
 Al llegar a Aguas Calientes nos fuimos corriendo a la taquilla de los billetes del bus. Puedes subir a pie desde el pueblo, pero es todo cuesta arriba y queríamos llegar en buenas condiciones para patearnos a fondo la ciudadela. Tras una cola de 1 hora por fin pudimos subirnos al bus. Ojito porque van como locos por un caminito sin asfaltar y lleno de curvas.
Total, que entre una cosa y otra llegamos pasadas las 8 de la mañana a Machu Picchu, con la mala suerte de que el acceso a Huaynapicchu era entre las 7 y las 8.  Como mientras que hacíamos cola se nos habían acercado varios guías para preguntarnos si estaríamos interesados en la visita guiada, le comentamos lo que nos había pasado y nos dijeron que preguntásemos en administración si nos dejarían subir en otro turno. Así que allá nos fuimos a contarle nuestras desgracias a la chica que, en un primero momento, no estaba muy conforme con dejarnos pasar. Sabed que tanto para subir a Montaña Machu Picchu como para Huaynapicchu, hay sólo dos turnos y es mucha la gente que no puede acceder a ellos. Finalmente accedió y nos dió turno para las 10.
 Paseamos un poquito por las ruinas para hacer tiempo hasta la hora pero, la verdad, ninguno de los dos estábamos demasiado bien. A mi me estaba afectando mucho la falta de oxígeno y había tenido que darle al Terbasmin varias veces. Entre que los dos no estábamos al 100%, que empezó a pegar el sol con fuerza y ya hacía un calor considerable y que al llegar un guía estaba poniéndoselo demasiado negro a los que iban a subir, decidimos, tras darle muchas vueltas a la cabeza y con mucha tristeza, olvidarnos de la subida al Huaynapicchu.
 El resto de la mañana pasó entre piedras, disfrutando de un lugar mágico. Unos días antes empecé a ponerme un poco negativa con esta visita y me daba pánico que Machu Picchu me defraudara después de haber soñado 30 años con ese momento. Lo cierto es que no sólo no me defraudó sino que superó con creces mis ya, por si altas, expectativas y puedo deciros, aquí, en bajito y sin que nadie nos oiga, que se me cayeron unas lágrimas de emoción cuando llegamos y vimos la majestuosidad que desprende.
 Y os preguntaréis que por qué es tan especial? Pues es un lugar que te pone los pelos de punta, está asentado en un paisaje espectacular, en lo alto de una colina y, casi allí al lado, está la selva peruana, a donde los incas huyeron tras la llegada de los españoles. Por muchas fotos que veas nunca puedes hacerte una idea de lo inmenso que es el lugar y de la calidad de las edificaciones que construyeron hace cientos de años, en un lugar de difícil acceso.
 Machu Picchu estuvo escondida tras la frondosa vegetación hasta 1911 cuando fue descubierta por Hiram Bingham. Éste murió convencido de que había encontrado Vilcabamba.
 Todavía, hoy en día, hay multitud de opiniones sobre qué era realmente Machu Picchu y las hay de todo tipo, desde los que creen que era un retiro para la realeza inca, un centro político, religioso y administrativo, hasta un nexo comercial entre los distintos pueblos que habitaban la zona en esa época.
 Para que os hagáis una idea de este inmenso proyecto de ingeniería, las piedras están colocadas sin uso de mortero y miles de obreros tardaron sobre 50 años en construirla. Hubo que nivelar el terreno, construir canales para el agua y construir grandes muros de contención para las terrazas de cultivo.
 Entre los lugares de interés podéis visitar Intihuatana (una roca tallada con finalidad astrónoma), la Plaza Central, el Templo de las Tres Ventanas, el Templo del Sol o el Templo del Cóndor.
 Tras tomarnos la visita con mucha calma, sobre las 14 h decidimos darla por concluida y es que el calor ya pasaba factura. Tras una buena cola para bajar en el bus, llegamos a Aguas Calientes, comimos y dimos una vuelta por el pueblo, ya que nuestro tren no salía hasta las 20 h.
Aguas Calientes es un pueblo pequeño, con estrechas calles y una bonita plaza central. Nos llamó muchísimo la atención el enorme mercado que hay en las inmediaciones de la estación de trenes y es que no lo descubres hasta que no estás en unos de sus accesos.
 Por cierto, por la mañana el tren os deja en una parada entre viviendas (la foto que veis en la parte inferior) pero, para volver a vuestro destino, sea Ollanta o sea Cusco, la estación está más arriba.
Escaleras de acceso al mercado y la estación de trenes
 Tal como os contábamos en nuestros 15 consejos para viajar a Perú, si no tenéis interés en visitar la ciudadela a primera hora, por lo que hemos visto, la mayoría va temprano para ver amanecer desde allí pero lo más probable es que el amanecer te pille en las colas de acceso o para ascender a la Montaña Machu Picchu o Huayna Picchu, yo me pensaría en ir al mediodía que es cuando muchísima gente vuelve ya a Aguas Calientes para comer y habrá menos gente en las ruinas.

Y hasta aquí llegamos con nuestros relatos sobre Perú, nuestro sueño viajero cumplido, nuestra primera vez en América del Sur, nuestra primera vez lejos de las comodidades de Europa o América del Norte, un país que nos ha encantado y al que volveremos para recorrer el norte. Hasta pronto, Perú 😉

Verónica

Escribiendo sobre viajes, escapadas y rutas de senderismo desde 2009. Técnica Superior en Agencias de Viajes.

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3 comentarios en «Un día en Machu Picchu»

  1. Que fotogénico es Machu Picchu… preciosas fotos.
    Yo creo que hicistéis bien en no subir a Huayna, porque es una subida exigente y no la habríais disfrutado. No os agobiéis por ello que lo más bonito ya lo contemplasteis.
    Un abrazo,

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