Hace ya unos cuantos meses decidimos pasar un fin de semana en el Baixo Miño, una mancomunidad en la provincia de Pontevedra que incluye los municipios de A Guarda, Oia, O Rosal, Tomiño y Tui.
En Tui ya habíamos estado hace unos años y esta vez empezamos la visita con el motivo de esta mini escapada: el monasterio de Oia.
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Baixo Miño: monasterio de Oia
La visita libre vale 3 euros y la guiada 7 euros, que es por la que optamos nosotros. Hay partes que todavía no se pueden visitar, pero aún así no le resta mérito a la visita ni al recinto.
Solo hace unos 4 años que el Monasterio es visitable, aunque desde el 2005 ya se podía acceder a él en diversas ocasiones con motivo de charlas, exposiciones….
La visita corre a cargo de la Fundación Bretal y se recorren el claustro, el refectorio antiguo y la exposición permanente «Los presos del Mosteiro» situada en el refectorio nuevo. La iglesia no pertenece al Real Mosterio de Oia, por lo que no está incluida en la visita, pero sí podrás entrar antes o después, siempre que no estén en horario de misa.
Baixo Miño: monte de Santa Tegra
En el municipio de A Guarda nos encontramos el monte de Santa Tegra, desde el que se obtienen unas panorámicas únicas del vecino Portugal y de la desembocadura del río Miño. Antes, su acceso era gratuito, ahora hay que pagar 3 euros por el vehículo y el conductor, más 1,50 euros adicionales por pasajero.
El punto más alto es el Pico de San Francisco de 341 m de altitud, el lugar donde se encuentran tiendas de recuerdos, restaurantes, la ermita y el Museo Arqueolóxico de Santa Tegra (MASAT).
Lo que más me gusta a mí de todo el monte de Santa Tegra es la recreación del antiguo castro. Tenemos que tener en cuenta que el aspecto era muy distinto en el S. IV a.C, puesto que las viviendas estaban pintadas en colores como el rojo, el azul o el blanco. También las puertas estaban decoradas con gravados geométricos. A pesar de su antigüedad, contaba ya con una red de canales de evacuación de aguas pluviales y aljibes.
Santa Tegra fue un punto importante del comercio, y se sabe por la numerosa cerámica encontrada. Con la construcción de vías de transporte terrestres, el comercio marítimo pierde importancia y con él, Santa Tegra.
Baixo Miño: A Guarda
El centro de A Guarda es pequeño, pero tiene bastante que ofrecer al visitante, empezando por las casas indianas, construidas en el s. XIX y XX. La ruta por A Guarda podría ser la siguiente: empezamos por el puerto, en donde se encuentra el convento de las Benedictinas, que hoy en día es un hotel. Si subimos por las escaleras nos encontraremos en la Calle Colón, que une el casco antiguo y el puerto. En las calles Muro e Ireia se conservan algunos tramos de la muralla medieval. En la plaza del Reloj se encuentra la Torre del mismo nombre, de procedencia medieval también y podemos acabar la visita en la la Iglesia parroquial de Santa María.
En las afueras del pueblo, podemos ver una veleta con la mítica imagen de la película E.T. Curioso, como mínimo.
Chandebrito: Nigrán
Aunque no pertenece al Baixo Miño, sí que se encuentra cerca Chandebrito. Esta pequeña aldea sufrió un horrible incendio en 2017, pereciendo dos de sus vecinas mientras intentaban huír de las llamas.
Hoy, en el alto de un monte, se eleva un monumento realizado con troncos quemados en forma de pulmón, todo un canto a la esperanza. Se ha aprovechado también para plantar decenas de árboles autóctonas que forman el llamado Bosque de la Memoria.