Emilia Romagna en 4 días

Emilia Romagna: el primer viaje postpandemia fuera de España

Hace tanto tiempo que no escribo en este blog que casi se me olvida como se empieza un post nuevo. Aunque antes de este viaje de 4 días por Emilia Romanga, estuvimos 10 días en Tenerife y La Gomera, repitiendo Canarias como viaje de verano, al igual que en 2020, donde pasamos 10 días en Lanzarote, Fuerteventura y La Graciosa, me apete empezar por esta breve escapada por Italia, ya que es la primera vez que salimos de España desde noviembre del 2019, en aquel viaje a Malta en 4 días  que hice sola o en el último viaje conjunto fuera de territorio español recorriendo Estonia, Letonia, Lituania y Helsinki.

 

Emilia Romagna en 4 días: qué ver

Emilia Romanga es una región del norte de Italia que comprende varias ciudades y pueblos, de ellos, quizás los más conocidos y visitados son: Bolonia, Parma, Módena, Ferrara y  Rávena. Otros menos visitados serían Piacenza, Faenza, Forlí o Rimini, a donde tendréis que ir si queréis llegar a San Marino en transporte público, ya que desde esta ciudad sale el bus que no deja en el pequeño país.

Casi todos los destinos principales, excepto Ferrara y Rávena  se encuentran a lo largo de la romana Via Emilia, a lo pies de los Apeninos. Esta última fue la capital del imperio romano occidental desde el 402 hasta que fue invadida por los bizantinos en 540. Si hablamos de hechos históricos, no podemos olvidarnos del terremoto que tuvo lugar en la zona en 2012. Las huellas de este seísmo todavía se manifiestan en edificios, monumentos, frescos…

Qué ver en Bolonia

Emilia Romagna tiene como capital Bolonia, una de las ciudades más antiguas de Italia. Nosotros no nos alojamos en el centro, ya que nuestra idea era utilizar prácticamente todos los días el tren para recorrer la región, por lo que optamos por un hotel que al cruzar la calle ya estábamos en la estación de trenes. Os lo recomendamos, se trata del Una Hotels Bologna Centro.

Bolonia, un paseo por el centro histórico

Desde nuestro hotel había un paseo de unos 20 minutos al centro histórico, pero por el camino ya podíamos encontrar alguna cosilla, como por ejemplo, la famosa Finestrella en Via Piella, una ventana que al abrir nos descubre un canal. En otra época, Bolonia tenía varios de ellos, pero poco a poco fueron tapándolos hasta que hoy en día nos queda este curioso rincón.

Las Dos Torres, símbolo de la ciudad

En la Piazza Verdi, podemos iniciar un breve recorrido por el Barrio Universitario y empezar a meternos de lleno en el juvenil bullicio de Bolonia. Desde allí, tras unos pasos nos encontraremos con uno de los símbolos boloñeses, las Dos Torres y no, no nos encontraremos con el atractivo Aragorn. Las dos Torres son las llamadas Torre Garisenda y Torre Asinelli, una pequeña muestra del centenar que había en la Edad Media (os imagináis una Nueva York medieval?). La Torre Asinelli, las más alta, puede ser visitada, pero para ellos tendréis que armaros de valor para subir sus 498 escalones. Nosotros decidimos ver la ciudad desde otra perspectiva menos alta, pero más cómoda y accesible.

Entre la Dos Torres y la Piazza Maggiore hay una zona denominada Área Quadrilatero, formada por las antiguas calles del mercado medieval. Esta es la zona perfecta para tomarse el famoso aperitivo italiano.

Recorriendo un pasadizo llamado Corte Isolani llegamos a la Piazza de San Stefano, coronada por la Iglesia de San Stefano. Vemos una iglesia o son cuatro? Pues antiguamente eran siete!! Y poco a poco vamos llegando al centro neurálgico, la Piazza Maggiore, con la inacabada basílica de San Petronio. No os olvidéis de entrar, porque la entrada es gratuita y veremos el reloj de sol más grande del mundo. La Piazza, así llamada por los boloñeses, está repleta de edificios históricos, Salaborsa o la antigua Bolsa de Comercio, el Palacio de Accursio...

Algo curioso y que también podemos encontrar en la mítica Grand Central Terminal de Nueva York, es un pequeño rincón en el que podremos hablar y ser escuchados por nuestros compañeros al otro lado, entre el Palacio Voltone del Podestá y el Palacio Re Enzo, podremos realizar, bajo sus bóvedas, una especie de charla telefónica.

Y, terminamos en la Piazza del Nettuno con su maravillosa fuente, otros de los símbolos de la ciudad.

Bolonia, algunos de sus museos

El Museo Medieval nos sorpendió muchísimo, ya que no esperábamos que tuviese tantas cosas de interés. La entrada vale 6 €/persona y podremos ver desde pequeñas esculturas de bronce hasta una sala de armaduras.

También estuvimos en el Museo Arqueológico, otros 6 €/persona, que aunque tenía toda una planta cerrada sí que pudimos visitar lo que realmente nos interesaba, la sección sobre Egipto con sarcófagos, momias y un montón de pequeños artilugios y objetos que nos fascinaron.

En el Palacio Archiginassio se puede entrar gratis y ver una sala de la antigua biblioteca, los murales de sus escaleras abovedadas e incluso el Teatro anatómico, por el que tendrás que pagar 3,50 €/persona. Por cierto, las entradas solo se pueden comprar por internet. Nosotros las compramos unos minutos antes de acceder.

Al edificio Salaborsa también se accede gratuitamente. En la planta de abajo se encuentra la antigua caja fuerte son su espectacular puerta y también una parte de las antiguas murallas.

Bolonia desde lo alto

Ya os contamos antes que descartamos subir a la Torre Asinelli debido a sus 498 escalones, pero queríamos  ver Bolonia desde algún mirador y optamos por la terraza de la Basílica de San Petronio. Aunque la subida es, normalmente, en ascensor, a nosotros nos tocó subir por unas escaleras de obra. El precio, 5 €/persona.

Los sábados es posible subir al campanile de la catedral de San Pietro, pero no nos dió tiempo. Una pena, porque seguro que las vistas tampoco estaban nada mal, aunque nos advirtieron que no era apto para claustrofóbicos. La entrada, 5 €/persona.

Qué ver en Rávena?

Aunque la visita a Ravena se merecía también una escapada al Delta del Po, en esta ocasión, tuvimos que conformarnos únicamente con su centro histórico. Y vaya centro histórico!! Porque si algo caracteriza a Rávena son sus Patrimonios de la Humanidad y por ser la ciudad en donde está enterrado el gran Dante.

Rávena tiene un pasado glorioso, fue capital del Imperio Romano de Occidente y del Imperio Bizantino en Europa y, hoy en día, es la ciudad del mosaico, que se remontan a los siglos V y VI.

Rávena, visitando sus Patrimonios de la Humanidad

Aunque Rávena cuenta con 8 monumentos reconocidos por la UNESCO, nosotros únicamente visitamos los 5 que están incluidos en un mismo ticket: la Basílica de San Vital, el Mausoleo de Gala Placidia, la Basílica de San Apolinar el  Nuevo, el Baptisterio Neoniano (o degli Ortodossi) y el Museo Arcivescovile con la Capila de San Andrés.

Las entradas se pueden comprar en el museo (12,50 €/persona) y únicamente dos de los lugares tienen hora predeterminada para su visita: el mausoleo y el baptisterio. Los otros monumentos Patrimonio de la Humanidad son el Baptisterio Arriano, el Mausoleo de Teodorico y la Basílica de San Apolinar en Classe, a unos 8 km del centro de la ciudad.

Basílica de San Vital

Es uno de los monumentos más importantes del arte paleocristiano. Se nota su influencia oriental y en el ábside se representa a la pareja imperial bizantina, Justiniano y Teodora.

Mausoleo de Gala Placidia

Construido a mediados del s. V poor la hermana del emperador Honorio, nunca fue utilizado por ésta, que fue enterrada en Roma.

Baptisterio de los ortodoxos o Neoniano

Es uno de los monumentos más antiguos de Rávena, de principios del s. V, aunque su decoración se remonta a unos años más tarde. El mosaico del techo representa el bautismo de Cristo rodeado por los 12 apóstoles.

Capilla de San Andrés o del arzobispo

Construida como capilla privada se encuentra dentro del palacio arzobispal. Dispone de un pequeño vestíbulo cubierto por un mosaico donde se representan 99 especies de aves.

Basílica de San Apolinar el Nuevo

Los mosaicos que se representan en esta basílica constituyen el trabajo de este tipo más antiguo dedicado  al Nuevo Testamento. Su  profusa decoración contrasta con una basílica totalmente vacía en lo referente a mobiliario.

Ravena,  visitando la ciudad

Aparte de los mosaicos también podemos deleitarnos con el callejeo, sobretodo por la Via di Roma, la Via Mariani o la Via Rasponi. No podemos olvidarnos del Duomo, aunque pasa bastante desapercibida con su vecinos el baptisterio y el museo Arcivescovile. Hay varios museos interesantes que se quedaron fuera de nuestra visita: como  el Museo Nacional, el Museo Dante, la Domus de las alfombras, el Museo TAMO, el Museo Arqueológico o el Palazzo Rasponi dalle Teste.

Una curiosidad de la Tumba de Dante, que no mencioné en los párrafos anteriores, es que la antorcha encendida dentro de la tumba se alimenta con el aceite de olivo que la ciudad de Florencia ofrece  cada año, durante una ceremonia en el aniversario de la muerte del famoso poeta.

NOTA: Tren de Bolonia a Rávena, 7,35 €/persona

Parma y Módena, en un mismo día

Como decíamos más arriba, excepto Ferrara y Rávena, las otras poblaciones más imporantes se encuentran en línea. Esto es genial si queréis visitar, desde Bolonia, Parma y Módena en un mismo día. El tren de Bolonia a Parma cuesta 7,35 €/persona; de Parma a Módena, 5,40 €/persona y de Módena a Bolonia, 3,85 €/persona. Las frecuencias son altas y las duraciones de los trayectos de lo más variado.

Parma, lo imprescindible

Desde luego, no se puede visitar Parma sin entrar en el gran Complejo Monumental de la Pilotta, en el que se encuentra el Teatro Farnese, el Museo Nacional de Arqueología, la Galería Nacional, la Bibloteca Palatina y el Museo Bodoni. La entrada cuesta 12 €/persona, pero el Museo Arqueológico permanece cerrado.

El Palazzo della Pillota se inició en 1583 y debe su nombre  al juego de pelota que se jugaba en sus patios en las ocasiones especiales. El Teatro Farnese fue lo que más nos gustó. Construido en 1618, fue el primer teatro moderno del mundo occidental y está construido casi en su totalidad en madera. Fue inaugurado 10 años después y utilizado en las celebraciones de la familia ducal, como bodas o visitas de estado.

Nos produjo bastante pena no poder acceder al Museo Arqueológico, uno de los más antiguos de Italia (1760), sin embargo, pudimos saciar algo nuestra curiosidad museística con la Galería Nacional y con la espectacular bibloteca palatina que nos recordó un poco a la bibloteca del Trinity College de Dublín.

Pasear por las calles de Parma es una auténtica maravilla, con plazas como Garibaldi o del Duomo. En esta última nos encontramos el maravilloso Duomo y el Battisterio, en obras. La entrada al baptisterio era conjunta con el museo arzobispal y como valía 12 euros y el museo no nos interesaba lo más mínimo, decidimos quedarnos sólo con el exterior. La plaza es super fotogénica y el rincón más bonito de la ciudad.

Módena, un breve paseo

Lo bueno de viajar en temporada baja es que hay menos gente, pero los incovenientes son importantes, como pueden ser las pocas horas de luz y el horario de cierre de museos y monumentos. En este caso concreto nos referimos al cierre de la Torre Ghirlandina, el campanario del Duomo que cierra a las 16.30 h. Nosotros llegamos 10 minutos más tarde y ya no pudimos acceder. La entrada se compra online o en la oficina de turismo.

La Piazza Grande concentra la mayor parte de atractivos turísticos, como el Palazzo Comunale, la Preda Ringadora (una piedra de mármol que era utilizada en la Edad Media por los oradores o para dictar sentencia) o el mismísimo Duomo, pero también hay museos de interés como el de Enzo Ferrari o el Paninni, un palazzo ducale, varias iglesias e, incluso, una sinagoga.

Ferrara, ciudad medieval

Si en Parma la visita obligada es el Palacio de la Pilotta, en Ferrara lo es el Castello Estense, construido en 1385 para defender a la familia Este. Por fuera mantiene la estructura típica de una fortaleza medieval, pero los balcones de mármol y los pórticos nos recuerdan la época en la que se transformó en la residencia de la Corte Ducal. La entrada cuesta 12 euros, más 2 euros si quieres subir a la terraza. Se recorre desde las cocinas a las antiguas prisiones, pasando por suntuosas habitaciones con frescos de un gran valor artístico.

En el centro no podemos dejar de visitar la Piazza de la Catedrale (la catedral está en obras), la de Trento Trieste o la Vía delle Volte, una preciosa callejuela medieval repeleta de pasadizos. Entre la Via Vignatagliata y la Vittoria encontraremos huellas del antiguo barrio judío y en el Corso Ercole d´Este unos cuantos palazzos, uno de ellos, el Palazzo dei Dimanti acoge la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo.

Nota: tren de Bolonia a Ferrara, 4,75 €/persona

Verónica

Escribiendo sobre viajes, escapadas y rutas de senderismo desde 2009. Técnica Superior en Agencias de Viajes.

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