La Palma en 4 días

Esta fue una escapada familiar de 4 días a La Palma, por lo que fue a un ritmo más pausado a lo que es habitual en nosotros, aunque el estado de las carreteras palmeras tampoco ayudó a exprimir más los días. Las distancias son muy cortas entre los puntos de interés, pero las carreteras, estrechas y sinuosas, no ayudan mucho para que el viaje sea placentero. Si no te gusta conducir, o no te van las curvas, La Palma no es para tí.

Día 1: Santa Cruz y Los Cancajos

Tras recoger nuestro coche de alquiler en el aeropuerto, nos dirigimos a la primera parada del día, la capital de la isla, Santa Cruz de La Palma.

La primera sorpresa nos la llevamos en la oficina de turismo cuando fuimos atendidos por un guía al que habíamos conocido meses antes en el Salón Turístico de Galicia, Turexpo.

Nos dejamos aconsejar e iniciamos la ruta a pie por el centro histórico. Lo más significativo se concentra en un par de calles, la O´Daly o Real y Álvarez de Abreu o calle Trasera.

Cartel Nitrato de Chile

En la calle O´Daly nos da la bienvenida el famoso cartel de «Nitrato de Chile», que encontraremos en los más variados souvenirs de la isla. Este cartel es una pieza maestra del diseño Art Déco, creado hacia 1929 por un joven estudiante de arquitectura. El producto publicitado era un fertilizante compuesto a base de nitrato de sodio, que en el país chileno contaba con grandes depósitos naturales.

Fabricado en cerámica, está colocado estratégicamente al inicio de la calle comercial más importante de la ciudad, por lo que podía ser visto por todos los que se dirigían hacia el centro de la ciudad.

Calles O´Daly y Álvarez de Abreu (calle Real y la Trasera)

La calle Real se conoce hoy por tres nombres distintos:

Desde la plaza de la Constitución hasta la plaza de España, calle O´Daly, en memoria de un comerciante irlandés, cuyo pleito contra los regidores perpetuos del Cabildo dió lugar al primer ayuntamiento de España electo por sufragio censitario en 1773
Desde la plaza de España hasta la plaza de la Cruz del Tercero, calle Pérez de Brito, abogado de la causa O´Daly
Desde la plaza de la Cruz del Tercero hasta la avenida de las Nieves, Dr. Pérez Camacho, famoso médico y cirujano palmero.

En estas dos calles nos encontraremos edificios tradicionales, así como varios museos: el insular, el naval (situado en una réplica de la Nao Santa María de Cristóbal Colón) …

En la Avenida Marítima, en el cruce de las dos calles anteriores, podemos observar los preciosos balcones típicos, el mejor conjunto de Canarias.

No podemos olvidarnos de la espectacular Plaza de España, de estilo renancentista. Después de pasear por las calles más bajas, toca subir a la parte alta de la ciudad. Puede hacerse a pie, evidentemente, pero si estás al inicio de la Calle O´Daly, justo al lado de Correos, se encuentra un ascensor gratuito que os sube hasta la Ermita de la Luz y de San Telmo; la plaza y la iglesia de Santiago…

Las Nieves

Si os sobra tiempo, podéis acercaros al Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves, con un pequeño museo sobre la Virgen y unas vistas panorámiscas desde el Morro de las Nieves.

Los Cancajos

Los Cancajos es un gran epicentro turístico. Nosotros nos alojamos allí por la cercanía de la playa y del aeropuerto. Tiene un paseo marítimo muy agradable y hasta se pueden visitar unas antiguas salinas y un molino salinero. Además, hay locales de restauración para todos los gustos y bolsillos.

Día 2: Cubo de la Galga, Cascada de los Tilos y Roque de los Muchachos

Este segundo día fue de naturaleza y mucho tiempo metidos en el coche. El trayecto desde el nivel del mar hasta el Roque de los Muchachos, a 2426 metros de altura, es una subida interminable repleta de curvas imposibles. Las vistas, desde lo más alto, irrepetibles.

Cubo de la Galga

Queríamos hacer alguna ruta de senderismo, pero al ir con una persona mayor, optamos por hacer rutas breves. El Cubo de la Galga se hace en 1h30 minutos y te adentras de lleno en un bosque de laurisilva canaria. Son 2 km lineales y está bien señalizado con diversos puntos de interés y paneles informativos.

El final de la ruta tiene lugar en la Fajana de los Tiles. La altura de los árboles nos mantiene en una penumbra y humedad permanentes, ya que la luz llega a duras penas a ras de suelo. Los tiles únicamente aparecen en lugares idóneos para la laurisilva.

Cascada de los Tilos

Lo primero que tenemos que saber es que no es la Cascada de los colores, a la que es un poco más díficil llegar. A esta impresionante cascada es muy fácil acercarse desde un inmenso aparcamiento. Caminando solamente 10 minutos ya podremos vislumbrarla.

Hay un centro de interpretación bastante interesante en donde os darán información sobre diversas rutas de senderismo. Nosotros nos quedamos con ganas de hacer la del «Espigón Atravesado», son unos 5 km y de duración baja. Quisimos volver en un par de ocasiones más, pero no nos coincidía bien, así que quedará para la próxima. Todo este paisaje nos recordó a nuestra breve estancia en La Gomera.

Roque de los Muchachos

Aparte de diversas edificaciones y construcciones orientadas al estudio del firmamento y del espacio, el Roque de los Muchachos nos ofrece unas vistas espectaculares. El camino en coche no es fácil, pero es la excusa perfecta para ver distintos paisajes de la isla y alucinar con los cambios del clima, a veces un poco extremos en tan corto espacio de tiempo.

Día 3: un poco de todo

Caldera de Taburiente

Este día también fue de aprovechamiento máximo del coche de alquiler. La primera parada del día fue a la Caldera de Taburiente, visitando su centro de interpretación y realizando una pequeña ruta. Para llegar hasta el mirador de la Cumbrecita, es necesario reservar parking, ya que hay muy pocas plazas. Nosotros lo hicimos el día antes y era finales de agosto. La ruta que hicimos es la más corta, pero hay otras que salen o pasan por allí. Desde el mirador, unos 2,5 km para disfrutar del paisaje

Porís de Candelaria

Este pequeño pueblo enclavado entre las rocas y el océano, y de acceso únicamente peatonal era una de las razones de esta escapada a La Palma. Habíamos visto una foto y decidimos que queríamos ir allí, pero como no es oro todo lo que reluce…

La carretera es poco menos que un camino de cabras, sobre todo los últimos metros, y muy difícil de maniobrar si te encuentras con un coche en sentido contrario. Hay dos parkings, el primero de ellos se encuentra a 1 km de Porís, parece poco, pero a pleno sol, la subida que se tiene que hacer a la vuelta, dejaría sin ánimo a cualquiera.

Nosotros ya habíamos aparcado aquí cuando al asomarnos vimos el segundo parking, en el que todavía había huecos libres, así que allá nos fuimos. Desde este segundo parking sí que no queda otra que caminar. Son 300 metros, pero hay que llevar calzado cómodo, nada de sandalias ni tacones como vimos, porque se trata de un pequeño sendero entre rocas. Y llevad sombrero y agua, los necesitáreis.

Es un pequeño pueblo de marineros, en donde no hay cobertura ni mucho menos internet. No hay servicios de ningún tipo, aunque vimos a gente que estaba de picnic y luego aprovechaba para darse un baño en el mar.

Otra opción más cómoda, sería ir en barco. Creo que vale la pena esta alternativa.

Mirador del Time y Tajuya

No nos interesaba mucho ver el nuevo volcán de La Palma, pero de camino nos encontramos con el mirador del Time, desde el que se puede observar todavía el humo que desprende. Por cierto, hay un bar en donde os recomendamos que probéis las tartas caseras.

Desde allí seguimos hasta Tajuya y nos quedamos altamente impresionados con los trabajos que se están llevando a cabo para restaurar toda la zona damnificada. Ver una piedra volcánica inmensa dentro de una casa es algo que los lugareños no podrán olvidar jamás.

Los Llanos de Aridane

Hicimos una pequeña parada en este pueblo, con unas calles muy monas y una plaza central repleta de laureles de Indias centenarios. Nuestro principal motivo para esta visita era el Museo Arqueológico Benahoarita, inaugurado en 2010 y que exhibe piezas aborígenes de más de 2500 años, pero nos lo encontramos cerrado.

Día 4: Salinas de Fuencaliente y Volcán de San Antonio

Salinas de Fuencaliente

Lo bueno de no preparar es un viaje es que casi todo lo que ves te sorprende. Nos pasó durante toda nuestra estancia en La Palma y este último día en especial.

Las Salinas de Fuencaliente están al Sur de la isla. La entrada es gratuita y siguiendo un sendero autoguiado puedes aprender bastante sobre el proceso que allí desempeñan. Disponen de cafetería, restaurante y tiendas de regalos. Por supuesto, compramos sal: con mojo verde, con mojo rojo, con pimienta, con vino…Es una delicia comer, 3 meses después de la vuelta, en tu casa y con estos sabores que te llevan de nuevo a la Isla Bonita.

Volcán de San Antonio

Esta fue la gran sorpresa del viaje. Nos dirigimos al volcán de San Antonio sin saber lo que nos íbamos a encontrar y cuando en taquilla nos dicen que para acceder al volcán sigamos de frente, casi nos da algo. Y sí, caminas por el borde del espectacular cráter. Es alucinante ver como las nubes lo cubren todo y en cuestión de segundos ese inmenso agujero vuelve a ser visible. La entrada cuesta 5 euros y da acceso al correspondiente centro de interpretación.

Aquí fue el único sitio, aparte del Museo Naval en donde tuvimos que pagar, por lo que es un viaje que puede salir bastante económico.

Museos Naval e Insular

Nos sobraban unas cuantas horas, así que decidimos volver a callejear por Santa Cruz de la Palma y visitar los dos museos que nos interesaban. Hay que decir que el insular nos decepcionó un poco, pero como la entrada nos salió gratis debido a las obras que están llevando a cabo, tampoco podemos quejarnos demasiado. Además, el convento en el que está situado tiene cierto encanto.