Recorrer Eslovenia en 4 días no es lo ideal, ya que aunque se trate de un país pequeño, no está exento de atractivos. Tras nuestro primer día en el país, visitando las Cuevas de Skocjan, Postojna y el castillo de Predjama y nuestra visita de un día por Liubliana, tocó visitar el Parque Nacional Triglav y el lago esloveno más famoso, el lago Bled.
Cuando empezamos a preparar este viaje, teníamos claro que no queríamos perdernos el Paso Vrsic, en la carretera de montaña que une Kranjska Gora con Bovec. Una mala planificación hizo que no la pudiésemos hacer entera, por lo que empezamos en Kranjska Gora y un poco después de llegar a su punto más alto, retrocedimos por donde habíamos venido.
El primer punto de esta carretera con más de 50 curvas y construida por prisioneros rusos a principios del s. XX, fue la Capilla Rusa (46.442488, 13.768624), erigida precisamente en honor a muchos de esos prisioneros sepultados por una avalancha en 1916.
Hay variedad de rutas senderistas por la zona, pero debido a nuestro escaso tiempo en el país, es algo a lo que tuvimos que renunciar. Y como os decíamos, tras llegar al paso Vrsic, a 1611 m de altitud, retrocedimos hacia Kranjska Gora.
Tras descender, hicimos una breve parada en el Lago Jasna, un pequeño lago glacial que es tomado por los lugareños para disfrutar del aire libre y del deporte.
Nuestra siguiente parada eran la Garganta de Vintgar (46.393361, 14.085569), en la que tuvimos que pagar 5 euros por persona. El recorrido es de ida y vuelta y no os llevará mucho tiempo. El camino de ida termina en la cascada Sum, de 16 metros.
Es un trayecto bastante fácil, que se hace, en su mayoría, por una pasarela de madera de 1,6 km, pero hay que extremar las precauciones porque es una zona húmeda.
Tras el breve paseo, nos dirigimos al famosísimo Lago Bled, de 2 x 1,4 km. Para ser sincera, el Lago Bled era una de las razones de este viaje, cada vez que veía una foto de su conocida isla, más ganas tenía de visitar el país y, como casi siempre, cuando las expectativas son muy altas, la decepción es proporcional. No es que no sea una belleza de lugar, pero creo que se están equivocando en la manera de gestionarlo.
Tal y como os contábamos en un post anterior, por aparcar nos cobraron 10 euros, si queremos ir en la pequeña góndola que une la orilla del lago con la pequeña isla central, tendremos que desembolsar 14 euros/persona. Si una vez en la isla queremos entrar en la iglesia, tendremos que pagar otros 6 euros/persona y si queremos completar nuestra visita a Bled visitando el castillo, tendremos que pagar 3 euros de parking más 10 euros más por persona para ver su interior.
El único consejo que os podemos dar para ahorrar un poquito es que no aparquéis en la orilla del lago, en las calles cercanas hay sistema O.R.A. para estacionar y es bastante más barato.
Otra vez más, debido al escaso tiempo del que disponíamos, descartamos la ruta de miradores (Ojstrica y Osojnica) que hay del Lago, pero creemos que es una buena alternativa (y gratis) para disfrutar el entorno y del lago sin tener que pagar.
En Bled tienen un postre típico que no dejar de ser nuestra milhoja de toda la vida. Puede estar rellena de crema y nata o de sólo un ingrediente y recibe el nombre de Kremna Rezina.
Por la mañana, antes de partir hacia nuestro siguiente destino, subimos al castillo, pero no entramos, ya que nuestra intención era únicamente ver la isla del lago desde lo más alto. Tras pagar los 3 euros de parking, nos dirigimos por el lateral izquierdo del castillo y aunque los árboles nos impedían, al principio, divisar algo más allá de sus ramas, finalmente logramos nuestro pequeño objetivo.
Desde allí nos dirigimos al Lago Bohinj, mucho más bonito que el lago Bled y, sin lugar a dudas, mucho más tranquilo y menos masificado, con sus 4,5 km de largo, 1,2 km de ancho y una profundidad de hasta 45 m. Fuimos parando en cada rincón que nos apetecía tanto a la ida como a la vuelta, ya que cerca del lago Bohinj teníamos otro punto de interés, la cascada de Savica (46.289901, 13.802125), cuya entrada vale 3 €/persona. Muy cerca de allí, en Ukanc, se encuentra el teleférico para subir a la estación de esquí de Vogel. El billete vale más de 17 euros, por lo que si no tienes tiempo para hacer rutas de senderismo, igual deberías de pensártelo. Eso sí, las vistas son espectaculares si las fotos que hemos visto le hacen justicia y seguro que así es.
La cascada Savica no es nada del otro mundo, pero se accede «fácil» a ella, ya que hay un sendero que aunque algo empinado te facilita la subida y el paraje que la rodea es espectacular, rodeado de montañas. Creo que nos llevaría sobre una hora subir y bajar desde el parking.
Y con estas espectaculares vistas dábamos por terminada nuestra visita al Parque Nacional de Triglav, sólo nos quedaba una última parada antes de volver a casa y sería en la costa eslovena, en el precioso pueblo de Piran, pero eso ya os lo contaremos próximamente 😉
Guauu! Qué bonito!! Las fotos espectaculares con esos colores otoñales!! Lo único que no me ha gustado es lo carísimo que dices que es visitar la islita en cuestión y todo lo que hay… Pero ¡cómo se pasan! Pero claro, es uno de los lugares más conocidos de Eslovenia y también mi razón principal para querer visitar el país.
Eslovenia nos encantó!! Queremos volver con más tiempo para poder hacer rutas de senderismo y tomárnoslo con más calma.