París en 3-4 días: qué ver y qué hacer

Cuando decidimos la planificación de este viaje eramos conscientes de que el tiempo jugaba en nuestra contra, sobre todo en nuestra estancia en la capital francesa. Sabíamos de gente que había estado allí durante una semana entera y que se quejaba de no haber visto todo lo que le habría gustado. Pero cómo íbamos a disponer nosotros de una semana cuando teníamos dos para ver una buena parte del oeste de Francia??
Nos agobiamos un poco con los preparativos y al final decidimos quedarnos 5 noches, que vendrían siendo 4 días y medio en París, pero contando un día entero para Versalles.
Nuestro itinerario inicial fue variando durante esos días, así que aquí os lo dejo tal como lo hicimos finalmente.

QUÉ VER EN PARÍS EN 3 DÍAS Y MEDIO?

Día 1 (medio día): Llegamos por la tarde a la ciudad. Al llegar en nuestro propio coche, localizamos el garaje en dónde lo íbamos a guardar y allí se quedó hasta que partimos hacia nuevos destinos. Si queréis más información sobre los garajes de París, he escrito un post hace unos días. Aquí os dejo el enlace.
Nos dirigimos al hotel y tras descansar un rato nos fuimos a la estación de Montparnasse para hacer nuestro primer viaje en el metro parisino hacia la torre Eiffel. Nos bajamos en Bir Hakeim y en unos minutos estábamos debajo del coloso de hierro.
Impresiona su tamaño, tiene muy buenas vistas, pero bonita bonita, a mi no me lo pareció (ya me podéis criticar XD). Sin embargo, a mi pareja le encantó.
Si tenéis opción de comprar las entradas por adelantado, no os lo penséis, os ahorraréis unas buenas colas. Debido a problemas a la hora de confirmar las vacaciones en nuestro trabajo, no nos fue posible hacerlo y no nos quedó otra que ponernos a la cola. Llegamos sobre las 20.15 e hicimos una hora y media de cola, y creo (por lo que dicen por ahí) que tuvimos bastante suerte.
Sabéis que Eiffel propuso al ayuntamiento de Barcelona su proyecto de la Torre y obtuvo una negativa?? Os imagináis a la Torre Eiffel coronando las Ramblas? XD
Esta gigantesca torre de hierro mide 324 en su punto más alto y recibe la visita de 7 millones de visitantes anuales. Está abierta los 7 días de la semana. Los ascensores funcionan de 9.30 a 23.45 h. La última subida a la cumbre es a las 22.30h y a la primera y segunda planta (de una altura de 57 y 115 metros respectivamente) a las 23.00 h. Se puede subir también por las escaleras entre las 9.30 y las 18.30 h. De mediados de junio a finales de agosto, estes horarios varían ligeramente.
Acordaros de estar cerquita durante los cinco primeros minutos de cada hora ya que las 20.000 bombillas que posee parapadean en ese intervalo de tiempo y es digno de ver, sobre todo por las exclamaciones que escucharéis a vuestro alrededor, jejeje.
Nosotros queríamos subir hasta la cima, así que cogimos la entrada completita, por la que tuvimos que pagar 14,00 euros cada uno.
Las vistas desde arriba y de noche, son impresionantes. Ahora bien, armaros de paciencia, porque hay tanta gente arriba que os costará encontrar un buen sitio desde donde disfrutarlas.
Para subir a la cima, se cogen dos ascensores y también un tramo de la escalera original por la que Gustave Eiffel subía la oficina que tenía en la cumbre.
Bajamos de la torre y caminamos por los Campos de Marte, en donde no sé si era porque el día siguiente era fiesta en Francia, había un macro botellón. Decidimos volver caminando al hotel, algo no muy difícil ya que estaba situado en la avenida de la Torre Montparnasse y es bastante fácil no perderla de vista debido a su altura.
Día 2: Nos levantamos y lo primero que queríamos hacer era ver de nuevo la Torre Eiffel. Esta vez de día y desde Trocadero. Sacamos unas cuantas fotos y nos dirigimos al Arco del Triunfo, en la Plaza Charles de Gaulle, conocida como L´Etoile. Aquí teníamos dos misiones, una de ellas, subir a la cima para contemplar los Campos Elíseos y las vistas de la ciudad y la otra, comprar la Paris Museum Card.
Esta tarjeta te da acceso a casi todos los monumentos y museos de París y alrededores (la Torre Eiffel no está incluida). Las hay válidas para 2,4 y 6 días. Con ella hicimos una pequeña trampa, no es algo de lo que me siento muy orgullosa (o quizás sí, jeje), pero en estos tiempos de crisis, nos vino muy bien. De qué os hablo?? Esta tarjeta tiene que usarse en días consecutivos. Por ejemplo, si compráis la de 2 días (como fue nuestro caso por 39 euros) y empezáis a utilizarla el día 23, sólo os valdrá hasta el 24. Qué hicimos nosotros?? Gracias a los foros de internet, habíamos leído que había un Pilot (el Frixion) que se puede borrar sin problemas. La fecha la pones tu, así que utilizamos este boli y fuimos borrando la fecha según nos convenía. Al final la tarjeta de dos días, la utilizamos cuatro y eso no fue lo mejor, ya que aparte de ahorrarnos una buena cantidad de dinero, también ahorramos muchísimo tiempo, ya que si bien no se evitan las colas a la hora de entrar, sí que se evitan las colas en las taquillas. Así que ya sabéis, llevad un Pilot Frixion y una goma 😛
Al Arco del Triunfo se accede por un subterráneo, así que no se os ocurra intentar cruzar los nueve carriles que tiene esta rotonda por la superficie. Su construcción duró entre 1806 y 1836 y se debió a la promesa de Napoleón I a sus tropas tras la batalla de Austerlitz de «regresaréis a vuestros hogares bajo arcos triunfales».
Se accede por el entresuelo y hay que subir 284 peldaños por una escalera de caracol. En su exterior se encuentra la tumba al soldado desconocido, que simboliza a todos los caídos en el frente durante la Primera Guerra Mundial. La llama en su recuerdo fue encendida el 11 de noviembre de 1923 y desde entonces no se ha apagado nunca: diariamente, una de las 900 asociaciones francesas de excombatientes la reaviva a las 18.30 h.
Bajamos por los Campos Elíseos, pero sin llegar al final, ya que a la derecha nos metimos por la Avenida George V para cruzar el puente de L´Alma (construído en 1856 para conmemorar la victoria francobritánica sobre Rusia en la guerra de Crimea) hacia los Inválidos. En sus orígenes fue un hospital militar y hoy en día es un museo dedicado al ejército. En la iglesia del Domo se encuentra la tumba de Napoléon.
Decidimos no entrar y nos dirigimos hacia el precioso puente de Alexandre III, que une Inválidos con el Grand y Petit Palais. Se construyó en 1900 para la Exposición Universal, en honor a una nueva alianza entre Francia y Rusia. Cuatro figuras de bronce representan a Pegaso.
Nos incorporamos de nuevo a la Avenida de los Campos Elíseos hasta la mayor plaza de la ciudad, la  Plaza de la Concorde, en donde se ubica el Obelisco Luxor. Desde este punto se puede divisar a un lado el Arco del Triunfo y al otro el Jardín de Tullerías. El nombre original de esta plaza era Luis XV, pero durante la Revolución se retiró la estatua en su honor y en su lugar se colocó la guillotina, rebautizándola como plaza de la Revolución. Entre 1793 y 1795, se les cortó la cabeza a 1300 personas, incluídas Luis XVI y su esposa María Antonieta. En 1833, el virrey de Egipto regaló al rey Luis Felipe un obelisco de 3300 años de antigüedad que se usaba en su situación original en el templo de Tebas para medir la sombra del sol. Subimos por la Rue Royale hasta la iglesia de la Madeleine y sin entrar, nos fuimos dando un paseíto hasta los Jardines de Tullerías. Estos jardines tienen varios estanques rodeados de sillas en los que descansar un ratito antes de continuar tu paseo por la ciudad.
Al final de los Jardines ya se puede observar el Palacio del Louvre con su famosa pirámide. Ese día no teníamos tiempo para ver su interior, así que tras echar un vistazo por fuera, nuestros próximos destinos eran la Ópera Garnier y la Plaza Vendome, símbolo de elegancia con sus numerosas y caras joyerías y el hotel Ritz. El centro de la plaza sufrió varios cambios son la sustitución de la original estatua ecuestre del rey Luis XVI, la posterior columna de bronce inspirada en la columna de Trajano……En la actualidad se trata de una estatua de Napoleón vestido de César.
Tras este agotador día, era hora de coger el metro y volvernos al hotel a descansar.
Este primer día nos dejó muy buenos recuerdos, muy buenas impresiones y también un pequeño disgusto de 23,70 euros por un té, un café y dos pequeños croissants con mantequilla y mermelada. Merendamos cerca de la iglesia de la Madeleine, en una calle secundaria y aún intentando ser cautos a la hora de escoger local, nos la metieron bien doblada. Todavía me duele cuando lo recuerdo XDDía 3: Cogimos el metro cerca del hotel y nos fuimos directos al museo del Louvre. Nos bajamos en una estación que da en un centro comercial, el Carrusel del Louvre, por el que también se puede acceder al museo. Había muchísima cola, según nuestra experiencia anterior, más o menos de 1h30, así que decidimos probar suerte entrando desde el exterior y en un par de minutos estábamos deambulando por el Louvre. Fue increíble!!! Y todo gracias a la Paris Museum Card!!!

Este museo alberga más de 35.000 obras, por lo que nosotros nos centramos en el Antiguo Egipto y en las antigüedades griegas, etruscas y romanas. También nos acercamos a ver La Gioconda (que es realmente un cuadro muy pequeño pero que genera tanta expectación que tiene una mampara en el frente y dos guardias de seguridad a cada lado. Fue imposible, debido a la marabunta a su alrededor, verla de cerca. Mucho más impresionante son Las Bodas de Caná que tiene justo enfrente. Tras ver un poquito de las salas dedicadas a los pintores italianos, nos acercamos a ver la sala de los españoles, con cuadros de Velázquez, el Greco…..

También vimos las impresionantes Venus de Milo y la Victoria de Samotracia y, por supuesto, la estatua sentada de Ramsés II.

Si os interesa la pintura, os podréis echar todo el día desde la mañana a la noche sin haberlo visto todo. Depende del tiempo que tengáis y de vuestras prioridades. La nuestra era únicamente el Antiguo Egipto y acabamos viendo un poquito de todo.

Un último dato sobre el Louvre, el edificio en el que se encuentra es realmente impresionante, tanto su exterior como su interior. Sus techos pintados son una obra de arte en sí mismos. Se remonta al s. XIV cuando Carlos V transformó en castillo la fortaleza erigida en el s.XII (todavía se pueden ver los fosos). En el Renacimiento sufrió una profunda remodelación por iniciativa de Francisco I, quien llevó a la Mona Lisa y a Leonardo da Vinci a Francia. Ya en el período revolucionario se abrió un museo y en 1810, Napoléon se casó allí con María Luisa de Austria.

Salimos del Louvre y cruzamos el Sena por el Pont des Arts, lleno a rebosar de los «candados del amor» y con unas buenas vistas del Pont Neuf (el más antiguo de París, que data de 1604) y la Ile de la Cité.
Nuestra próxima parada eran las Torres de Notre Dame para contemplar sus famosa gárgolas. Era hora ya de comer, así que comimos algo rápido en un local a un paso de Notre Dame y nos pusimos hacer cola. Sí, en este caso la PMC no nos salvó de ella, ya que por razones de seguridad, sólo pueden subir grupos de 20 personas en intervalos de 10 minutos. La visita dura unos 50 minutos, hay que subir 400 peldaños sin ascensor y no disponen de baños.
Algo que os recomiendo es que si no os importa comer de pie cualquier cosa, que mientras uno hace cola, el otro/otros vayan a comer o a buscar comida a uno de los numerosos locales que hay justo en frente de donde está la cola. Nosotros tuvimos que esperar 1h30 minutos para poder entrar y te puedes ir sentando en el cierre de la propia catedral. Si lo hubiésemos sabido, en vez de comer antes, lo hubiéramos hecho mientras esperábamos para poder subir.
Nos habría gustado entrar en Notre Dame, pero eso significaría hacer cola de otro par de horas, por lo que desistimos.
La PMC sí que nos sirvió de mucho en nuestra siguiente parada ese día. Queríamos entrar en la Conciergerie y en Sainte Chapelle. El problema fue que se nos hizo tarde y cuando llegamos a la puerta ya estaban cerrando, enseñamos la PMC y nos dejaron entrar!!!! No nos lo podíamos creer!!! Está claro que haberla comprado fue una muy buena idea.
La Conciergerie fue, durante cinco siglos, una prisión y tuvo un papel muy importante durante la Revolución francesa, ya que los prisioneros pasaban en este antiguo palacio gótico los últimos días antes de ser guillotinados. Se pueden ver las antiguas salas medievales así como recreaciones de las celdas de los prisioneros. Hay también una de la celda de María Antonieta, en donde pasaba las 24 horas del día vigilada por dos soldados.
De allí nos fuimos a la impresionante SainteChapelle para admirar sus vidrieras.  Era última hora de la tarde y en un día nublado por lo que no pudimos disfrutar del espectáculo de los rayos de sol entrando por ellas.
Había sido un día muy, pero que muy bien aprovechado, por lo que cogimos el metro y directitos al hotel, que al día siguiente nos tocaba el Palacio de Versalles (pero eso os lo cuento en el siguiente post)
Día 4: Último día en París, nos daría tiempo a ver todo lo que queríamos?? Había que intentarlo……
Cogimos el metro y nos bajamos en la estación de Place de Clichy, en Montmarte y nos dirigimos al Boulevard de Clichy, lleno de sex shops, así que si queréis regalarle algún juguetito a vuestra pareja, este será el sitio perfecto, jejeje. Llevábamos un rato caminando, cuando nos encontramos con el Moulin Rouge. Si podéis verlo de noche, no os lo perdáis, de día desluce mucho, pero de noche con sus neones encendidos, cambia mucho. Después de la foto de rigor, seguimos por la Rue Lepic, en donde nos encontramos con el café de la peli Amelie. Seguimos por Lepic hasta la Place du Tertre llena a reventar de gente, de pintores, de puestos callejeros…..y cuando nos dimos cuenta estábamos en el Sagrado Corazón. Nosotros esperando a ver las indicaciones del funicular y cuando nos dimos cuenta ya estábamos arriba. Es una pequeña cuesta, pero no tanto como imaginábamos. Sabed, que si váis a utilizar el funicular, el viaje vale igual que uno de metro.
Entramos en la basílica, pero al estar en misa, el recorrido está acotado. Su cúpula es el segundo más alto de la ciudad y las vistas desde el tramo más alto abarcan más de 50 km. Íbamos muy mal de tiempo y había mucha niebla, por lo que descartamos subir y nos fuimos de Montmarte dando un paseo por sus calles, no sin antes haber sido retratada por un pintor callejero (20 euros) y tomado un café en el café de Amelie (café des deux molins). Está un poco distinto que en la peli, pero si vais al baño os encontraréis con una especie  de homenaje, con fotos de la actriz y del gnomo viajero.
Antes de coger el metro que nos llevaría a la Bastilla comimos en un McDonalds en la Rue de Clichy.  Fue aquí en donde en 1789 se tomó la prisión de la Bastilla a manos de las turbas revolucionarias. La Bastilla había sido construida en 1380 como fortaleza para proteger París, para posteriormente convertirse en cárcel para presos políticos. No se conserva nada de este edificio, pero en el centro está la Columna de Julio coronada por el Genio de la Libertad. De allí nos dirigimos a la Place des Vosgues, la plaza más antigua de la ciudad.
Cruzamos la Ile de St Louis hacia el Barrio Latino, en donde se encuentra el Pantheon. Fue en 1744, cuando Luis XV tras haberse curado de una enfermedad cuya curación atribuye a la santa Genoveva, encarga el proyecto de una nueva basílica a Soufllot, cuya ambición era poder competir con San Pedro de Roma. El edificio se termina en 1790 y en 1791 se transforma en Panteón Nacional. En 1885 se le da definitivamente un uso civil con los funerales de Víctor Hugo. En él se encuentras los cuerpos, entre otros, de Marie Curie, Voltaire…..Nos habría gustado pasear por los Jardines de Luxemburgo o visitar uno de los tres cementerios de la ciudad (Montparnasse, Montmarte o Pére Lachaise) pero por falta de tiempo no pudo ser. Nuestros días en París llegaban a su fin y para despedirnos, no podíamos dejar de subir a la Torre Montparnasse, muy cerquita de nuestro hotel, y con unas fabulosas visitas de la ciudad, gracias a su mirador en el piso 56. Su precio es de 8 euros y aunque es excesivo, hay muy buenas vistas de todo París. Os recomiendo que si subís, lo hagáis el último día, ya que no hay nada como poder decir, ahí está el Pantheon, allí el Louvre, el Arco del Triunfo…..como si conocieses esta preciosa ciudad como la palma de tu mano, jeje.
De esta manera nos despedimos de París. Nuestro alojamiento fue en Montparnasse y aunque no es de los distritos más conocidos, es una muy buena zona en la que cualquier sitio te queda relativamente cerca. Hay multitud de restaurantes, con precios para todos los bolsillos.
Que París es una ciudad cara? puede ser, nosotros comimos la mayoría de veces de bocadillo o en cadenas de comida rápida y por la noche cenábamos un poquito mejor. Lo más caro, las bebidas. Mirad con mucho cuidado las cartas antes de entrar en los locales y comprobad si está permitido para vuestro bosillo.
Había leído que para ahorrar un poquito se pidiera agua de grifo. Nosotros no la pedimos nunca, pero en un restaurante pedimos agua y nos la trajeron de grifo. Es un agua bastante buena que no sabe a cloro y no la cobran.

Verónica

Escribiendo sobre viajes, escapadas y rutas de senderismo desde 2009. Técnica Superior en Agencias de Viajes.

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13 comentarios en «París en 3-4 días: qué ver y qué hacer»

  1. Me ha hecho gracia lo del pequeño disgusto, en París es algo típico, jejejeje. Mira que no gustarte la Torre Eiffel…A mí es que París me encanta enterito y ver la torre desde el Trocadero es una postal espectacular, sobre todo de noche!!! Un besote. 😉

  2. Bueno, bueno, veo que en mi posterior visita me dejé unas cuantas cosas en el tintero… pero tampoco tantas, jejeje
    A mí la Torre Eiffel me gustó mucho. Semejante estructura metálica es impresionante. ¿En la ramblas? Hubiera estado muy, muy bien. Tenía un vago recuerdo de sitios sueltos de la ciudad, de mi anterior visita, pero no la recordaba tan bonita.
    Eso sí, cara, es cara de narices. Puf, no sé lo que me gasté en día y medio que estuvimos allí…
    Un estupendo relato 😉

  3. Babyboom, Helena, gracias por vuestros comentarios.

    La Torre Eiffel en sí misma, no me gustó, creo que es un amasijo de hierros (ya veo a la gente poniéndome verde por este comentario, jeje), pero reconozco que en general es bonita. Vamos, que no sé si me explico, el entorno es bonito, es bonito verla desde todos los puntos de la ciudad….pero la estructura en sí, no me gusta mucho.

    Nosotros tuvimos mucho cuidado de en qué lugares entrábamos y en este sitio en concreto nos pareció que no era nada turístico y era una cafetería de lo más normal, por eso nos extrañó tanto el precio.

    Sin embargo en el café de Amelie pensábamos que nos iban a cobrar un ojo de la cara y fue más o menos "barato".

    París me encantó y volvería cien veces más 🙂

  4. Qué bonito es París! He ido dos veces y aun no he subidona la Torre Eiffel, tengo que volver. A mí la Tour sí me gusta, me parece representativa de la época en que se construyó y además es el icono parisino y hace mucha ilusión verla, jeje. El Louvre como todos los grandes museos es abrumador; aun recuerdo la sensación de ver hace muuuchos años por promera vez la Victoria de Samotracia, mi favorita, se me ponen los pelos de punta, jeje. Estupenda entrada, me he dado un buen paseo por París. Un saludito 😉

  5. Caliope, yo creo que si llego a ir sola, no subo, pero a mi pareja le hacía ilusión. Es verdad que una vez arriba, las vistas no defraudan, así que ya sabes, en tu próxima escapada a París, tienes que subir 🙂

    Como digo arriba, a mi en conjunto me gusta, pero ella solita, como que no XD

    A mi también me encantó París. Tengo claro que a Venecia y a París volveré en cuanto pueda. Y a Lisboa, y a Toledo, y a Florencia….ejem, creo que volvería a casi todos los sitios en los que he estado y eso es un problema porque todavía me quedan muchos para visitar por primera vez, jejeje

  6. Sin duda para mi lo mejor fueron las vistas desde la torre eiffel por la noche. Lastima que no pude disfrutarlas porque estaba muerto de frio y artabria me reñia… todo Paris es estupendo pero creo que nadie deberia perderse esas vistas. Tambien impresiona desde abajo. Me hace sentir pequeño 😀

  7. Pues yo pienso como tú, la Torre Eiffel no deja de ser un gran andamio que se usa como mirador y los precios para subir son bastante abusivos. En cuanto a la visita en general me ha encantado, es cierto que merece la pena dedicarle una semana pero vosotros lo resumistéis muy bien con los lugares más característicos, ayudados eso sí por el Frixion 🙂

    Un abrazo !!!

  8. Carfot, menos mal que alguien más piensa como yo, jeje. Tuvimos que patear mucho y dediqué mucho tiempo a organizar itinerarios y visitas para no perdernos nada, pero valió la pena. La verdad es que fue un viaje que salió muy muy bien 🙂 QUe sigan saliendo todos así 🙂

  9. Buen truco el del Pilot!!! Si es que con lo cara que es la ciudad del amor está bien saber esos truquillos!! jejejeje Yo la última vez que estuve fue hace 5 años y no sacamos ninguna tarjeta de esas y fuimos apoquinando en todas partes… y qué caro!!! Y a mí si me gustó la Torre Eiffel!! Me encanta!!! Sobre todo por las vistas porque a mí me encanta hacer fotos desde lo alto.
    Un abrazo

  10. Estuve en París hace poco más de un año y me encantó. Fue un viaje en grupo y te tenías que amoldar a los demás, pero aun así no me quejo porque ví bastantes cosas, fue agotador pero estuvo genial. Eso sí, estoy deseando volver…
    Un saludo.

  11. Yo he ido a París 3 veces y cada vez me gusta más. Lo que pasa es que la primera vez que vas quieres conocer lo típico y lo has visto tantas veces en fotos que no te sorprende. Pero luego te adentras en lugares desconocidos y vas descubriendo grandes maravillas

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