He de confesar que nunca quise gatos y que siempre contesté sin dudar a la recurrente pregunta: perros o gatos?
Siempre he tenido perros y todavía lo tengo, aunque viva con mi madre y no conmigo, pero yo lo considero mío. Ella se encarga de pasearlo todos los días y de la comida y yo del veterinario y de llevarlo de excursión de vez en cuando. Ah! y también la que lo cuida cuando la abuela se va de viaje.
Pero, de repente, un día sentí la necesidad de tener un gato. Puede que fuese una decisión un poco egoísta. Me explico: como algunos de vosotros sabéis, sufro de depresión y ansiedad desde hace muchos años y hace algún tiempo tuve una recaída bastante importante. Cuando empecé a mejorar y darme cuenta de que no únicamente era capaz de cuidarme a mí misma, si no que era posible cuidar de alguien más, se me ocurrió aumentar la familia.
Sin embargo, no quería un perro. Ya tengo uno y no quiero llegar a casa de mi madre y que huela a otro perro. Tampoco estaba del todo segura de poder darle a un perro todos los cuidados que él necesita. Hay días que me cuesta salir de casa o que directamente no salgo, así que no estaba preparada para cuidar de un can.
Y, entonces, surgió la idea de un gato. Hace años ya habíamos estado a punto de adoptar a uno cuando una cría se coló en el garaje del edificio. Le teníamos puesto nombre y todo, Dexter, pero quiso el destino que tuviésemos programado un fin de semana fuera y para cuando volvimos, nuestro Dexter ya no estaba. Eso fue allá por verano del 2013, anda que no ha llovido!!
Hace uno meses retomé la idea con fuerza, pero Luismi no estaba por la labor, pero tras darle vueltas, muchas vueltas, me dí cuenta que lo necesitaba y así se lo hice saber. Y al final, cuando íbamos a llamar a una protectora para hacerles una visita, apareció un whatsapp con una camada de gatitos a los que sus humanos no podían cuidar más. Su mamá había estado a punto de morir en el parto y durante 1 mes y medio fueron alimentados con biberón, así que les urgía un poco de ayuda. Fuimos a verlos y escogimos un gatito que era el más pequeño de la camada, el más flacucho y al que pillamos en brazos y quiso jugar con nosotros. Nos había adoptado él a nosotros?
Con el compromiso de volver unos días después, nos fuimos para casa. Yo, cada vez más convencida y Luismi, en el fondo, sé que también. Unos días más tarde fuimos a recogerle y lo primero que pensamos es «quizás no sea un gato», pero ya lo habíamos escogido, o «él» no había escogido a nosotros, no hubo cambios. Nos fuimos directamente al veterinario, entramos con Dexter y salimos con Arya 😂😂
Y qué hemos aprendido durante estos dos primeros meses como humanos gatunos primerizos? Pues todo, y no me refiero a «todo» lo que se puede saber de gatos si no que partíamos de cero y algún conocimiento atesoramos ya, aunque aún nos queda mucho por andar.
12 COSAS QUE HEMOS APRENDIDO COMO HUMANOS GATUNOS PRIMERIZOS
1) Por mucho que habíamos leído y escuchado, no nos creíamos que un perro y un gato pudiesen ser tan diferentes, pero así es, un gato no se parece en nada a un perro. Son independientes, muy limpios y no les gustan tanto los mimos. Para los perros, nosotros somos dioses, para los gatos, ellos son los dioses y nosotros pobres humanos que les rendimos pleitesía.
2) Al irte de casa no encontrarás una cara triste con ojos en blanco, les dará igual que te vayas. Al volver, no esperes una gran alegría por su parte, con suerte se pegará un poco a tus piernas. Quizás para decirnos que están contentos por nuestro retorno, quizás nos estén marcando como de su propiedad. Quién sabe?
3) Los gatos necesitan malta una vez a la semana. La venden en tubos como si fuese una especie de pomada y les ayudan a evitar el desarrollo de bolas de pelo.
4) Hay hierba para gatos con la misma función que la anterior, pero por lo que hemos visto no es muy recomendable, ya que es un narcótico con efecto estimulante. No sé vuestros gatos o si es porque nuestra gata es un bebé pero, creedme, no le hace falta más estimulación.
5) En relación con el punto anterior, descubrimos las feromonas. Las hay en distintos formatos. Nosotros, tras comentarle a los veterinarios de Arya que era bastante inquieta y que no nos dejaba dormir, además de emprenderla contra plantas, sofás y cortinas nos recomendaron el Feliway. Es un aparato eléctrico muy parecido a un ambientador o a un antimosquitos. Nosotros tenemos una caja en la recámara, por si nos hiciese falta. Lo cierto es que últimamente ya no tiene esos comportamientos, salvo es que es demasiado madrugadora.
6) Sí, se despierta sobre las 6-6.30 de la mañana. Hay gente que les permite dormir en la misma habitación. Nosotros somos de sueño ligero y, sobre todo para mí, dormir es una necesidad y necesito mis 8-9 horas diarias. Huelga decir que en estos dos últimos meses no lo he conseguido ni una sola noche. Y qué pasa a esa hora? Pues nada, nos despierta con maullidos y con golpes en la puerta de nuestra habitación. A veces la echamos fuera y otras la dejamos entrar. Se sube a la cama, nos toco un poco los co….. la moral y luego se va a comer y, posteriormente, al arenero. Nos ha despertado para NADA!!
7) Hay una variedad impresionante de arenas y de productos para gatos. Con la arena, después de opiniones de otros colegas con gatos, nos decidimos por la bentonita. No produce tanto polvo como el resto de las arenas y cuando los gatetes hacen pis se compacta y se convierte en una bola, por lo que es muy fácil limpiar el arenero.
8) No les gusta tener en la misma habitación la comida y el arenero. Y, además, les encanta tener distintos cuencos con agua repartidos por la casa. Nosotros se los cambiamos de ubicación con frecuencia, para estimular su cerebro. También les encanta beber directamente del grifo. Aunque pocos amigos del agua para bañarse, les encanta el agua fresquita directamente del grifo. Arya hasta se atrevió hace poco, en un paseo, a beber directamente de un regato.
9) Sí, la llevamos de paseo. Nos habían advertido por activa y por pasiva que a los gatos «de piso» no les gusta pasear y que no sienten necesidad de salir al exterior. A Arya le encanta salir a explorar. Está claro que no es como pasear a un perro, pero ellos disfrutan. Mejor con arnés que con collar, porque están más libres para moverse. También le encanta salir al balcón y pasarse un buen rato viendo los pájaros como pasan coches y personas. Hay gente que pone comederos o bebederos para pajaritos en la ventana, así ayudas a los pajaritos y mantienes a tu gato entretenido.
10) Por muchos juguetes que les compres, acabarán jugando con una bola hecha con papel de aluminio o de papel, con una caja vacía…Son capaces de entretenerse fácilmente.
11) Los gatos «hacen galletas» y «amasan». Los dos términos se refieren a lo mismo y nosotros desconocíamos totalmente lo que era, hasta que Arya lo hizo. Subimos un vídeo a instagram y nos dijero «cómo amasa!!!!». Con sus patas delanteras y, a veces, con pequeños mordisquitos «ahuecan» una mantita o un tejido suave mientras que emiten un fuerte ronroneo. Significa que están cómodos y felices y es un acto reflejo que proviene de cuando son lactantes y estimulan los pechos de su mamá para que produzcan leche.
12) Les encantan los sitios altos para dormir. Los primeros días no conseguíamos que se durmiese si no era en nuestro regazo. La metíamos una y otra vez en su cama, pero nunca permanecía en ella más de unos segundos, hasta que subimos la cama a una estantería. Además, le pusimos una manta super suave en ella y ahí descubrimos que ese el lugar perfecto para ella. Se pasaba horas durmiendo en la camita y amasaba sin parar.
Y estas son algunas de las cosas que hemos aprendido durante nuestros dos primeros meses con Arya y todavía nos queda mucho por aprender.
La hemos llevado ya varias veces al veterinario para las vacunas, la desparasitación interna y externa y en un mes tenemos cita para extirparle los ovarios. Pero esa ya es otra historia.
Como "adoptada" por una gata(ya la 3°en mi vida) os puedo decir que vais por buen camino. Se acostumbran a las rutinas, asi que no te preocupes, pronto podrás dormir con la puerta abierta y ella acomodada en tu cama, sigilosa. No les gustan las puertas cerradas. Recuerda, estais en su territorio.
😉
Lo de las puertas cerradas nos lo ha dicho más gente. Suelen estar abiertas durante el día y, por la noche, únicamente cerramos la de nuestra habitación para que podamos dormir, pero a las 6 de la mañana, FIESTA!
Arya es preciosa. Se parece mucho a nuestr@ gat@ Lúa, que también sale a pasear, aunque ahora le apetece menos, será el calor…
Nosotros también estamos aprendiendo, es nuestro primer gato y creo que tampoco lo estamos haciendo mal. ¡Algún día se conocerán!
Besos
Claro que sí, Emma. Lo estamos deseando