Terras do Condado – A Paradanta

A principios de febrero hicimos la que fue la última escapada, a las Terras do Condado – A Paradanta, antes de que se declarase el estado de alarma causado por el coronavirus. Teníamos muchos planes futuros pero, de momento, todos han tenido que cancelarse. Seguramente es algo que os ha pasado a muchos de vosotros.

Nos encanta escaparnos por nuestra tierra y conocer sitios nuevos, así que anhelamos poder volver a la normalidad y, con ello, poder salir de casa e irnos de escapadita. Si no es más lejos, más cerca, pero lo deseamos muchísimo.

Esta escapada fue la segunda que hicimos con nuestra gata Arya. La primera había sido en septiembre cuando nos la llevamos a Avilés y a la Senda del Oso. Por cierto, sí, se puede viajar con gatos. Como os decimos, ya vandos escapadas con ella en menos de un año que vive con nosotros y la seguiremos llevando en cuanto se pueda. Nosotros nos alojamos en el Hotel Nande (42.120703, -8.429772), inaugurado en septiembre del 2019 y con una cocina muy presentada y ajustada.

Terras do Condado – A Paradanta

Arya en el coche, preparada para la aventura. Lleva arnés y cinturón de seguridad

El geodestino Terras do Condado – A Paradanta se fundó hace menos de 5 años. Todos los ayuntamientos que lo forman pertenecen a las Rías Baixas, pero decidieron crear un geodestino propio. Estos ayuntamientos son Arbo, A Cañiza, As Neves, Covelo, Crecrente, Mondariz, Mondariz Balneario, Ponteareas, Salceda de Caselas y Salvaterra de Miño. Nosotros nos conocíamos ninguno, por lo que tras nuestra breve incursión, vendrán otras muchas.

Nuestra primera parada ,en Terras do Condado – A Paradanta, fue el mirador de San Nomedio (42.135252, -8.413082), a 700 m y debido a la escasez de iluminación es un buen punto para disfrutar de la astronomía. El mirador que veis en las fotos de arriba nos permite observar el amanecer y el atardecer y, un poco más allá de la ermita se encuentran unos «asientos» para ver las estrellas después de que el sol se ponga. Además, podemos vislumbrar los valles de los ríos Termes, Xuliana y Miño.

Otro punto de interés son las Esculturas de Redondelo (42.087700, -8.426980) con su llamativo Xigante das Neves. Se trata de una serie de esculturas que se encuentran al pie de la carretera.

Algo que no suele faltar en nuestras escapadas es una ruta de senderismo y en Terras do Condado – A Paradanta no iba a ser menos. Sabíamos que, en este caso, tendría que ser breve. Bueno, o cargar a la espalda con el peso de Arya de su mochila (en total, unos 5 kg). Porque sí, Arya disfruta de los paseos en libertad y hemos aprendido a tener la suficiente confianza en ella (y ella en nosotros) para poder soltarla de la correa cuando estamos solos y es un sitio tranquilo. La ruta escogida fue la Senda dos Pescadores, que empieza en el Área recreativa de Santa Mariña (42.083206, -8.439381). Aunque es una ruta lineal de 3,5 km no pudimos realizarla al completo porque había muchos ciclistas con bicis de montaña y era bastante incómodo para nosotros y para Arya.

Aparte de en As Neves, realizamos dos visitas más. Una de ellas al castillo de Sobroso. Es de entrada gratuita y aunque echamos en falta más estancias amuebladas, la visita es interesante. En una de las salas hay una exposición sobre las «lavandeiras» y costureras gallegas.

Después del castillo de Sobroso, en el que se puede dar un buen paseo por su jardín y bosques, nos acercamos a Mondariz Balneario (son dos ayuntamientos distintos desde 1920, Mondariz y Mondariz Balneario) para tomar algo y ver el ambiente de esta pequeña villa de renombre debido a su balneario, que data nada más y nada menos que de 1873, pero había tantos coches que no encontramos ni un solo sitio para aparcar.

La última visita del fin de semana por Terras do Condado – A Paradanta fue a Salvaterra do Miño, declarado conjunto histórico artístico en 1998, en el que puedes pasear por las calles Sol y Grande, empedradas de trazado medieval y que suben al Castillo de los Condes de Lemos.

Hoy en día, el Castillo de los Condes de Lemo está reconvertido en el Museo da ciencia do viño (condado do Tea, Denominación de origen Rías Baixas). Sólo se admiten visitas guidas previa cita, por lo que no pudimos acceder. Bueno, más bien no pudimos ver el museo entero, porque tras hablar con su encantadora recepcionista nos permitió entrar 5 minutitos para ver el techo abovedado que tanto me llamaba la atención y unas escaleras únicas en Galicia, que nos recordaron a las de Museo do Pobo Galego de Santiago de Compostela.

Si disponéis más tiempo que nosotros, podéis acercaros hasta el paseo fluvial, cruzar hasta la vecina Portugal, hacer uso de una de sus termas , comer la famosa lamprea o visitar el inmenso parque público «A Canuda», con 200.000 m2 , y que dispone de carril bici, mesas de ajedrez etc

Y así terminaba nuestra pequeña escapada, a un ritmo mucho más tranquilo al que llevamos cuando viajamos los dos solos. No tuvimos ningún problema al viajar con gato. En el hotel no nos pusieron ningún impedimento y en él cenamos y desayunamos. La comida la hicimos en un pequeño local un tanto difícil de localizar, llamado Vide Vide (42.093013, -8.383535) en el que su dueña fue super maja con los 3 y, de vuelta a casa, paramos a comer en Lalín, en A Casa do gato, donde tampoco nos pusieron ninguna pega.

He de decir que Arya siempre va a estos sitios dentro de su mochila. Llama bastante la atención ver a un gato de excursión, pero es algo de los que nos sentimos muy orgullosos y esperamos que viajar con gatos se considere tan normal como viajar con perros. Más que nada porque algunos hoteles con los que me puse en contacto, admitían «mascotas», pero no gatos.

En nuestra habitación del Hotel Nande

Verónica

Escribiendo sobre viajes, escapadas y rutas de senderismo desde 2009. Técnica Superior en Agencias de Viajes.

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