Breslavia o Wroclaw, la ciudad de los enanos

Llegamos a la bella Breslavia o Wroclaw, en polaco, a última hora de la tarde y lo primero que hicimos fue dirigirnos a la Isla de la Catedral. Allí nació la ciudad tras la construcción de una fortaleza, por eslavos occidentales, en el s. VII.
En la Isla de la Catedral de Breslavia se encuentra, por supuesto, la Catedral de San Juan Bautista, las iglesias de Nuestra Señora de la Arena y la de San Gil, el Museo Archidiocesano y el Jardín Botánico, que al igual que nos pasó con el Jardín Japonés, desconocíamos su existencia y no los visitamos. Hemos visto fotos de uno y otro y los dos parecen espectaculares, sobre todo este último. Nos dió muchísima pena perdérnoslo, al igual que nos pasó hace años en la ciudad francesa de Metz con su torii.
Una costumbre que se sigue manteniendo en Wroclaw es que tanto al atardecer como al amanecer un farolero enciende y apaga las luces de la Isla de la Catedral. Nosotros no sabíamos tampoco de su existencia (vamos a tener que dejar de comprar la Lonely Planet) y nos lo encontramos de purita casualidad. Íbamos tranquilamente andando cuando vimos que se formaba un grupo alrededor de una persona muy rápidamente y no sabíamos qué ocurría. Aquella persona era el farolero que estaba encendiendo justo en ese preciso instante una de las luces del puente. Por supuesto, hoy en día, con la electricidad, ya no haría falta esta ceremonia, pero todavía se hace, con luces led, eso sí. Y por culpa de las prisas salió esta «buenísima» foto 🙈
 Cerca del casco antiguo se puede ver una gran escultura llamada «Pasaje». En ella se representan a siete peatones de bronce a uno y a otro lado de la calle.
Tras el paseo por la Isla de la Catedral nos fuimos al casco antiguo, con una maravillosa plaza mayor y un montón de callejuela cercanas repletas de encanto.  En la foto inferior podéis ver la denominada Casa de Hansel y Gretel, aunque en realidad son dos viviendas unidas por un arco barroco de 1728 y que conducía a un cementerio, por eso todavía permanece inscrita la frase: «la muerte es la puerta a la vida».
 Pero, sin duda, el edificio que más nos impresionó fue el Antiguo Ayuntamiento. Esta colosal obra repleta de pequeños y variados detalles tardó en terminarse casi 200 años (s. XIV – XVI), aunque si le sumamos la construcción de la torre podemos decir que casi 100 años más en estar totalmente terminado. Su precioso reloj astronómico data de 1580.
 Por la mañana no quisimos irnos de la ciudad sin recorrerla de nuevo a la luz del día y la encontramos igualmente bella.

 Algo que veréis mucho en Breslavia son los enanos, no en vano hay más de 300 figuras. Aunque en un principio se relacionó con la Alternativa Naranja, un grupo disidente de la era comunista que utilizaba el ridículo para hacerse notar, hoy en día es muy común verlos,. por ejemplo, en las puertas de las tiendas adoptando una pose propia de los artículos que en ella se venden.

 Tampoco os vayáis de Wroclaw sin pasear por su barrio universitario, en donde se puede ver el patio de la antigua cárcel, construida durante el siglo XIV y que hoy en día alberga varios locales de restauración.
Nos habría gustado subir a la torre de la Iglesia de Santa Isabel, a pesar de sus 300 peldaños, pero tras pasar varias veces por ella y encontrarla cerrada y sin nadie a quién preguntar, tuvimos que resignarnos a perder las panorámicas que nos podía ofrecer desde sus 83 m de altura.
Y así terminaba nuestra visita a la ciudad de Breslavia. Os retamos a encontrar los más de 300 enanos. Nosotros encontramos unos cuantos y fotografiamos algunos de ellos. Dicen por ahí que si localizas, como mínimo, a 9 de ellos, tu regreso a la ciudad está asegurado. Así que, nos vemos prontro Wroclaw.

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Verónica

Escribiendo sobre viajes, escapadas y rutas de senderismo desde 2009. Técnica Superior en Agencias de Viajes.

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